martes, 24 de noviembre de 2009

minerales y su importancia para los seres humanos

Los minerales no son más que elementos químicos, muchos de los que aprendimos en los libros de química en el colegio. Son los elementos que componen el Universo, la Tierra y cada ser que la habita, incluido tú.
Sabemos que los minerales también forman parte de los seres humanos. Nuestro cuerpo contiene calcio y fósforo en los huesos; el zinc, el cobre, el hierro y el azufre forman parte de algunas proteínas; el magnesio, el potasio y el sodio se encuentran en los fluidos corporales y líquidos celulares.
Estos minerales, y muchos otros, son indispensables para que se lleven a cabo los procesos químicos y eléctricos que mantienen nuestro organismo, y además es importante que se encuentren en concentraciones equilibradas. La carencia o el exceso de alguno de estos minerales puede llevar al desarrollo de enfermedades.

Si, lo somos. En efecto, la deficiencia en hierro está ampliamente extendida, sobre todo entre las mujeres en período de gestación. En general, las reservas de hierro en la mujer son inferiores a las del hombre de ahí que la mujer precise absorber más hierro. El índice de absorción de los quelatos de aminoácidos y hierro, frente a las típicas sales de hierro que se prescriben como suplementos, han demostrado que casi cuatro veces más cantidad de hierro cruza la pared del intestino cuando se toma en forma de quelatos, que cuando se toma en forma de sales. Esta presentación del hierro permite también una mayor retención en el organismo, protege al mineral de la precipitación por causa de otros agentes dietéticos, y no produce los efectos secundarios que se originan con la ingestión de sales de hierro corrientes. Durante los procesos de manipulación, estabilización y conservación de los alimentos, tienen lugar pérdidas de la mayor parte de los oligoelementos.
Así, por ejemplo el 86 % del
manganeso (oligoelemento esencial) se pierde durante la moderna molturación del trigo, el 89 % durante el blanqueado y refinado del azúcar y el 75 % en el pulido para blanquear el arroz. Todas estas pérdidas no son luego debidamente remplazadas a través de la alimentación. Los modernos hábitos alimenticios tienden a favorecer el consumo de alimentos con bajas concentraciones de manganeso.
También han sido observados en ciertos individuos, bajos niveles de
cromo en los tejidos. La deficiencia de cromo se reconoce hoy como un problema nutricional que aparece durante la gestación y la edad adulta. En efecto, los niveles de cromo en los tejidos descienden con el avance de la edad, y su deficiencia puede relacionarse con el incremento de la incidencia de la diabetes observada en los adultos mayores. Existe también una relación entre la deficiencia de cromo y la arteriosclerosis y las enfermedades cardiacas.
Una gran parte del cromo presente de forma natural en los alimentos, se pierde también durante los modernos tratamientos de refinación. El ser humano recibe de 0,05 a 0,1 mg. de
cromo con sus alimentos, pero no toda esta cantidad es absorbida. Los quelatos de aminoácidos, o la levadura rica en cromo, son la. única forma natural posible de tomar cromo, ya que resultan muy próximos a lo que se encuentra en el aceite de germen de trigo y en el salvado. De ahí la conveniencia de aumentar la ingestión de estos dos suplementos dietéticos.
Antes se creía que no existía deficiencia de
cinc en el hombre, pero se han encontrado enfermedades. causadas por carencias de cinc en poblaciones mal nutridas. Hoy existen evidencias de que enfermedades y dolencias físicas pueden alterar el metabolismo y la excreción de cinc. La ingestión diaria sugerida es de 15 a 20 mg, al día y se ha visto que esta cifra no se alcanza. No existen reservas sustanciales de cinc en el organismo por lo que resulta esencial una adecuada ingestión diaria de este elemento. El cadmio es un. elemento bastante tóxico que puede provocar una deficiencia de cinc. Los crecientes niveles de cadmio en el humo de los cigarrillos, y en la atmósfera de las áreas industriales, contribuye a la extensión de la deficiencia de cinc, que está empezando a ser observada en el mundo occidental.
Durante los últimos años se ha visto que las ingestiones de
magnesio han descendido notoriamente, mientras que los contenidos de proteína, grasa, azúcar y calcio de nuestra dieta se han elevado. En ausencia de un aporte extra de magnesio, cada vea se acusa más esta deficiencia .Un incremento de la ingestión de magnesio protege al organismo contra las enfermedades del músculo cardíaco. Los estudios realizados han demostrado que la dieta media de occidente es deficitaria en magnesio y que la mayoría de los hombres presentan un balance negativo de magnesio en su dieta. Por otra parte, los resultados evidencian que existe un descenso en la concentración relativa del magnesio frente a otros constituyentes del músculo cardíaco, de sujetos que viven en áreas con aguas potables blandas. La deficiencia relativa de magnesio puede hacer aumentar el riesgo de muerte por causa de enfermedad cardíaca en dichas zonas. Quizás el contenido de magnesio en aguas duras, pueda ser suficiente para corregir una deficiencia marginal de dicho elemento, pero esta deficiencia también puede presentarse en zonas con aguas duras porque se ha suprimido casi totalmente el aporte de magnesio procedente de la dieta.
El
calcio penetra en nuestro organismo, tan sólo, pero en cantidad suficiente, a través de nuestra dieta, pero es eliminado continuamente a través de diversos caminos (riñones, bilis, jugos digestivos y piel). En la mujer el calcio resulta muy importante durante la gestación y la lactancia. La presencia de calcio en las dietas, no garantiza su absorción, porque su control depende de cierto número de factores, entre los que se destacan la presencia de fosfato, de ácido oxálico y de ácido fítico. La leche continua siendo la mejor fuente de calcio de nuestra alimentación, a causa de su gran concentración de este mineral. Por desgracia el consumo de leche va en descenso en todo el mundo. Una predisposición a la deficiencia de calcio, es el factor fundamental en el desarrollo de las enfermedades como la osteoporosis y la paradontosis, Se ha demostrado que el aminoquelato de calcio es casi idéntico a la forma natural del calcio que se encuentra presente en la leche de vaca. En resumen, cada día resulta más necesario volver a las dietas naturales, o bien suplementar nuestra dieta de forma adecuada en minerales.

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